¿Quién es Fernando Díez Serrano?
Hola, soy Fernando. Nací en 1992 en Ávila y desde 2017 trabajo como psicólogo.
Pero, si te soy sincero, no llegué aquí siguiendo un plan perfecto.
Durante años sufrí una fobia social intensa, en concreto toda mi adolescencia y parte de mi juventud. Vivia en constante ansiedad: asustado por tener que ir a clase, caminar por los pasillos, salir a la pizarra, hablar con una chica, encajar en el grupo de amigos o jugar a futbol con un par de personas mirando en la banda.
Necesitaba beber para socializar, caminaba por la calle con las piernas temblando y me daba miedo que los demás lo vieran. No le contaba nada a nadie porque temia ser rechazado, me sentía ridiculo y la bola se hacia mas y mas grande.
Antes de ser psicólogo empecé Ingeniería Mecánica porque creía que así tendría que hablar poco en público y podría esconderme entre números y planos. Supongo que intentaba protegerme: el día a día era insufrible.
Pero no funcionó. En 2011, con 19 años, toqué fondo, dejé la carrera y tuve que parar mi vida por completo.
Habia probado todo: sumial, visitas al neurólogo, al orientador del colegio, practicar la oratoria con mi padre, incluso un ligero acercamiento a la psicología. Pero en aquella época todavía no eramos la profesión que somos ahora.
Asi que con 19 años empezó todo. Volví a Ávila con la sensación enorme de fracaso, pedí ayuda a mi familia, empecé una terapia sin mucha esperanza y, meses después, repetí la selectividad para estudiar Psicología. Una amiga que ya lo cursaba, Sandra, me acompañó muchísimo en ese proceso. Y creo que fue una mezcla entre querer entenderme y querer ayudar a otros lo que me trajo hasta aquí. ¿Por qué lo hice? No lo se, supongo que aun tenia esperanza.
Aun así, nada se resolvió de la noche a la mañana. Los siguientes tres años fueron duros. Avanzaba, pero muy poco a poco. Me encontré con gente maravillosa allí. Y aunque me “curaban” había tanto daño que tardé un tiempo. En 2015 conforme iba aprendiendo me di cuenta de que la terapia que trabajaba no terminaba de servirme, cambié a otro modelo y con otra persona y ahí sentí por fin que algo empezaba a desbloquearse. Spoiler: sigue siendo mi psicóloga.
Ese mismo año conté mi historia en un evento TEDx en Salamanca. No porque quisiera presumir: fue una mezcla de casualidad y valentía. Dos compañeros organizaban el evento y me lo propusieron. Aunque había mejorado, seguía teniendo dificultades para este tipo de cosas, y hoy aún no sé muy bien por qué dije que sí. Ellos creían que la fuerza de la charla estaba en eso, que no lo había superado. E imagino que para mi fue una mezcla entre un reto y la sensación de no quererles dejar tirados.
El vídeo terminó siendo viral —creo que porque se me veía vulnerable, nervioso, temblando— y hoy lo han visto cientos de miles de personas en YouTube que pensaban que solo les pasaba a ellos y se sentían ridículos por ser así. Gracias a eso, muchas personas que viven algo parecido han llegado a mí buscando ayuda.
En cuanto a mi formación, me gradué en Psicología y completé el Máster en Psicología General Sanitaria en la Universidad Pontificia de Salamanca (2012–2018). Más tarde realicé un experto en terapia sistémica-emocional en Psicólogos Pozuelo (Madrid, 2019). Además, el resto de años he seguido formándome en apego, trauma, terapia cognitivo-conductual, terapia sistémica, límites, ansiedad y estrés etc.
Durante siete años tuve un blog de psicología —psicorockgia.com— en el que llegamos a escribir diez psicólogos diferentes, mezclando psicología y música. Fue un proyecto como estudiante que se fue alargando. Y desde 2018 hasta la pandemia dirigí, junto a dos compañeros, una empresa llamada Ascenso, donde ofrecíamos charlas y talleres a cientos de universitarios de toda Salamanca: universidades, colegios mayores, residencias…
Cuando llegó la pandemia tuve que dejar ambos proyectos atrás y volver a casa. Aunque los compatibilizaba con las terapias, fue un momento difícil para mí porque me sentí desubicado. Así que decidí enfocarme en lo que tenía que era la psicología clínica y continuar mi camino.
Te cuento todo esto porque no soy un superhéroe, y siempre lo digo en la primera sesión: la terapia es un trabajo en equipo. Haber pasado por ahí me da empatía y quizá una forma distinta de ver ciertos procesos, pero el camino lo hacemos juntos. Yo no hago todo bien y no tengo una varita mágica. Pero puedo prometerte que trabajaré contigo con la mayor implicación posible para ayudarte. Y si veo que no puedo, te lo diré.
Por terminar de hablarte de mi, fuera de la consulta soy músico; me encanta el rock and roll y el blues. Tengo un grupo con algunos amigos y tocamos de vez en cuando como hobbie. El deporte forma parte de mi día a día y mi verdadera pasión son las relaciones: un plan con amigos, una comida en familia, una tarde tranquila con alguien que quieres. Durante años no pude disfrutar de nada de eso porque vivía atrapado entre el miedo y la inseguridad. Por eso hoy lo valoro como algo esencial.
Quizá por eso trabajo de esto.
Mi sueño adolescente era ser estrella del rock, pero al final entendí que la fama no compensa la soledad. Las relaciones sanas sí.
Y disfruto ayudando a otras personas a encontrarlas, cultivarlas y sostenerlas… igual que sigo aprendiendo cada día para mantener las mías cuando la vida vuelve a ponerse cuesta arriba o decide darme uno de sus ganchos de derechas.